lunes, 18 de junio de 2007

2007, Odisea en el supermercado

Confieso que no me gusta ir al supermercado aunque mil veces me ha tocado. Tengo suficiente en la vida con los tapones en la calle. El parqueo siempre es un enredo y nada que decir del interior. Los días de pago de quincena los supermercados están repletos.
A veces pienso que debería haber policías de transito para controlar el movimiento por pasillos. Alguien que se mantenga diciendo cosas como – ¡Doña! no obstruya el transito en el pasillo de los especiales y ¡Usted! no se meta en la fila. Caballero esta detenido por cruzar el pasillo de cereales en vía contraria -Alguien comentaría discretamente – Están quitando la licencia en el pasillo de los vegetales. Hay un picoteo fuerte en el área de embutidos.
Antes de ayer fui a comprar un par de cosas y lo primero que me sorprendió fue la presencia de partículas nucleares en el espacio que se metían en mi nariz y que provenían de la parte interior de los brazos de alguien. Esa parte se le conoce como “Sobaco” y a las partículas en el aire se le denomina “Bajo”. En nuestra fauna no existen monos aunque abunda el “Bajo a mono”. Me luce que ese señor debe ser de apellido fox.
En la entrada había un supervisor dándole un sermón a un empleado. Pude escuchar sin querer que terminó la “pele-lengua” con una orden: - ¡No me des excusas y ve a cambiarle las fechas de vencimiento a los enlatados!
Mi odisea es agotadora puesto que el pasillo de los descuentos siempre es el último para que te antojes de todo lo demás. En el pasillo B alguien derramó un galón de leche, llamaron por la bocina: - Favor enviar un empleado de limpieza con un suape- Al poco rato mandaron a un borracho. Luego hicieron otro anuncio: - Al ex-dueño de un Nissan rojo le informamos que su vehículo fue sustraído.
Cuando me detuve en la zona de higiene personal vi una nueva marca de Shampoo llamado “Curiel”. Es la única marca de shampoo que utiliza una prostituta en los anuncios. Es por eso que le llaman “Shampo para el cuero cabelludo”.
No había muchas mujeres comprando pintalabios, polvos, etc. Los cosméticos no se venden mucho en el verano por aquello de que “los polvos de Elizabeth Arden”.
No vi la gente habitual, solo al negrito vaselina y al rubito aceitoso. Cada quien en el pasillo que le corresponde. El negrito vaselina es buena gente aunque no puede hablar bien por problemas de salud. Dicen que tiene la nuez moscada. Vi también a mi vecina Rebeca. Es una mujer muy sexy por eso dicen que tiene sazón en polvo. Ella acostumbra a hacer ejercicios mirando el programa de la voluptuosa Julissa Mackinón.
Como todas las “buenamozas”, Rebeca tiene un defectito. Sufre de mal aliento. Cuentan por el barrio que lo heredó de su madre Heidi Onda.
Seguí “pasillando” persiguiendo los especiales y me encontré con el papel sanitario Charmin. Un papel tan suave que es como pasarse un conejo por el trasero. En otro pasillo me encontré con “Cachaza”, un viejo amigo de la escuela. Se había ido a vivir a Italia. Manejaba una góndola cuando estaba en Venecia. Ahora maneja la góndola de los cereales. Se había vuelto “Cundango” después de practicar “Cundalini yoga”. Siempre lo justificaba diciendo:- Si del cielo te caen marinos aprende a hacer marinadas uhhhh!!!. Le dije que quería comprar un pescado y me recomendó la “Cojinua”. me sorprendió saber que la cojinúa es un pescado. Siempre creí que era una mujer con los cojines grandes.
Ya en el área de panadería y con varios kilómetros recorridos, chocando con todos y aburrido de existir, pedí pan de agua y me dijeron que esperara un rato porque todavía estaba húmedo. Pedí entonces pan “Sobao” a lo que me preguntó que por donde quería que me lo “sobara”. Me abstuve del pan y, no muy contento, fui a buscar víveres. La última yuca agua tivia que compré la puse a hervir y al cabo de un rato el agua estaba tan dura como la yuca. Había un letrero en el canasto de plátanos que decía “Plátano Burro a 5 pesos”. Le pregunté a un empleado porque le llamaban así, a lo que respondió:- Use su imaginación- Lo tomé como un chiste y quise yo también hacer uno y le dije: - ¿Que le dijo un atún cibaeño a otro? –Me respondió – no se – entonces le repliqué - Vamo “Acei-tuna”- No le pareció gracioso así que me dejó riéndome solo como lo que soy: Un loco viejo, que no es lo mismo que un viejo loco.
Ya harto y con los ojos como dos linternas con pilas rayovac de las amarillas, tomé lo único que me faltaba en el carrito: Un frasco de picante “Pit Chirrí”. El que come de ese picante debe ponerse calzoncillos de plomo.
Cuando fui a pagar cometí el mismo error de siempre: Me metí en la caja de 10 artículos o menos. Siempre hay una doña con 11 artículos, discutiendo para que le cobren y con el dinero en un puño que lo tiene que contar dos veces antes de pasárselo a la cajera.
Ya fuera de allí me llevé las mismas incógnitas. Nunca sabré:
¿Por qué la revista de descuentos esta llena de artículos que nunca encuentras en el supermercado?
• ¿Por qué el verificador de precio siempre funciona con las cosas que no vas a comprar pero con los que te interesa siempre falla?
• ¿Por qué cuando uno llega a la casa se come la mitad de lo que compró esa misma noche?
• ¿Por qué si las compras te las ponen en doble bolsas, cuando vas a tirar la basura en tu casa nunca hay suficientes bolsas?

Por eso siempre el viaje al supermercado siempre será una Odisea

1 comentario:

Anónimo dijo...

Super Super Super