Relato: Restaurante exótico "Le-Mierd"

No soy muy dado a frecuentar restaurantes sofisticados pero, de vez en cuando uno rompe la rutina. Aquella vez mi amigo Amaury me invitó a comer a un lugar exótico y diferente. Me resultó extraño puesto que su restaurant favorito se llama la patana y su plato preferido es una patana de arroz con ocho ruedas de salami.
La patana es un comedor famoso por servir todos esos platos que conocemos:
“El payaso. Un plátano hervido con dos huevos fritos.”
“El Bob Marley. Una yuca hervida con spaghetti por arriba”
Locrio de Pica-Pica de las que pican.
El baño es un lugar memorable. El sanitario no funciona muy bien y es por eso que hay un letrero que dice “Prohibido defecar”. Una vez pedí la carta y me trajeron el As de piñonate.
Amaury quería también salir de la rutina, así que nos apresuramos a visitar el restaurante exótico “Le Mierd”. Como en todos los restaurantes y tiendas de nuestra ciudad, hay un letrero en el parqueo que dice “No somos responsables de daños ni perdidas en nuestro parqueo”. Ese letrero me hizo sentir en casa.
El guardián, más que un vigilante era un despistado. El pobre era tan flaco que lo tenían amarrado a un poste para que la brisa no se lo llevara muy lejos. No podía cargar la escopeta, la llevaba arrastrando. Me imagino que si le tenía que apuntar a alguien tenía que tirarse al suelo para apoyarse. La escopeta era de la segunda guerra mundial, creemos que aun dispara.

El restaurante “Le Mierd” me lució elegante y sofisticado por dentro. Nos apresuramos a tomar una mesa y sin pensarlo mucho el mozo nos entregó el menú. En el paseo por las exquisiteces me desconcertó el no entender nada de lo que leía. Acudí al mozo para que me explicara los platos:
- ¿Qué es Espingarda? – Pregunte – Es pene de simio con espinaca. - ¿Qué tal el verdegay? – Es ensalada verde con pollo cundango – respondió enseguida. – ¿Y la Mierra? – pregunté ya sorprendido – Es estiércol de pavo mezclado con tierra – Me respondió.
Mi apetito empezó a decaer pero seguí leyendo por mera curiosidad. Descubrí una sección de animales en extinción y me atreví a pedir lo más extraño que pude ver:
- Déme una sopa de cangrejo marsupial.-El mozo tomo nota, fue a la cocina, regreso de inmediato y me dijo – Lo sentimos caballero, ese animal ya se extinguió.
Para no desairar seguí buscando y me llamó la atención el Soufflé de Cacaloma. Me imaginé que era soufflé de caca de paloma pero no era así. Era soufflé de Cacao de la loma.
Amaury no se complicó mucho y fue directamente a la sección de insectos: - ¿Qué insecto recomienda? – Preguntó – Aquí se prepara cualquier cosa que se pueda matar con baygon – Respondió el mozo y luego hizo su recomendación - Les recomiendo el plato de piojos acabados de sacar.
Mi estomago no soportaba más. Amaury pidió un holocausto de mosquitos, llamado así porque hay que matar 10 millones de mosquitos para preparar un plato. Yo decidí comer algún postre y pedí un brazo gitano pero el mozo me indicó que se les había terminado puesto que ese día solo tenían un gitano y ya le habían cortado los dos brazos. Pedí entonces un Tiramizu. El mozo tomó nota y se alejó diciendo – Misu misu misu, gatito, misu. Aborté inmediatamente el pedido y opté por estrangular el hambre.
Mientras esperábamos el holocausto de mosquitos de Amaury noté que el florero estaba lleno de “Guzarapos”.-¡Mozo!, este florero está infectado – Le grité, a lo que respondió – Están frescos señor, si desea se los podemos servir en un caldito.
Finalmente sirvieron el famoso holocausto y mi amigo se lo comió a pellizcos puesto que no se usan cubiertos para comer mosquitos. Yo pensé que me iría sin comer nada pero, por suerte, a la hora de pagar, la cajera no tenía menudo y nos pasó tres mentas de guardia. Me comí dos y le di una a Amaury para acabar esta odisea.
Cuando salimos me detuve un instante, mire el letrero del local y me dije para mis adentros: - Restaurante “Le Mierd”, el nombre lo dice todo.